martes, 15 de septiembre de 2020

Somos libres, podemos elegir

Puedes dar lo máximo.
O puedes dar lo mínimo.
Puedes ser la máxima expresión de tu talento.
O puedes ser sólo una mínima expresión.
Cuando conduces tu coche puedes hacerlo a velocidad máxima.
O a la velocidad mínima.
Cuando abres el grifo para lavarte las manos.
Puedes abrir al máximo para obtener una gran salida de agua.
O puedes abrir sólo un poquito para obtener un mínimo caudal.
Somos libres.
Podemos elegir.
¿Por qué elegir la mínima expresión de lo que eres?
¿Por qué le pides lo mínimo al Universo?
¿Por qué utilizar sólo una mínima proporción de tu potencial infinito?
¿Por qué te empeñas en ser pequeño cuando has sido creado por la grandeza para que también seas grande?
Hasta un árbol da su máxima expresión y crece hasta el mismo instante de su muerte.
Las flores dan su máxima fragancia.
Las aves dan su mejor canto día tras día.
¿Y tú te conformas con decir "hago lo que puedo"?
"Hago lo máximo que puedo".
"Trato de hacer la dieta".
"Trato de meditar pero es difícil".
"Hago lo máximo que puedo y no veo resultados ".
Yo creo que te engañas a ti mismo.
Estás muy lejos de dar lo máximo.
Das sólo un 10% de tu energía y quedas extenuado.
Porque estás profundamente cansado.
Te falta salud.
Por eso das tan poco.
Y crees que das mucho.
Por eso debes recuperar tu salud urgentemente.
Para dar como los soles, las estrellas y las galaxias.
Una luz infinita.
Una belleza infinita.
Una actividad majestuosa.

-Martín Macedo-

domingo, 13 de septiembre de 2020

Conocer el secreto de la transmutación

A medida que pasan los años tanto hombres como mujeres pierden cantidades considerables de masa muscular.
El famoso médico estadounidense Kenneth Cooper, promotor del acondicionamiento aeróbico ha creado una clínica en Dallas con el propósito de crear atletas que siguen compitiendo mas allá de los 90 años.
Su programa de acondicionamiento permite mantener fuertes masas musculares en todos los rangos de edad pero especialmente en las personas de edad avanzada.
Las mujeres están más expuestas, debido a que son menos musculosas que los hombres y como ya parten con músculos más pequeños y viven más tiempo que los hombres, si no hacen algo para evitar esta situación terminan inválidas e incapacitadas para hacer tareas sencillas lo que las obliga a depender de otras personas.
A esto se suma la perdida de densidad ósea lo que las expone a mayor invalidez.
Así la edad avanzada se convierte en una amenaza muy real para la calidad de vida.
La gente cuando ve esta realidad no desea vivir tanto.
¿Para que vivir 100 años si a esa edad uno debe recibir ayuda para tareas básicas como asearse o alimentarse?
El hueso se destruye constantemente (osteoclastos) y se reemplaza con hueso nuevo (osteoblastos).
Ambos procesos son simultáneos y constituyen una estrategia de la inteligencia infinita para que el hueso esté siempre joven.
Algo similar ocurre en el músculo.
Pero a partir de los 35 años la destrucción es más intensa que la construcción y en el balance esto lleva a una pérdida.
Esta desproporción es más intensa en la siguiente década y cuando se llega a los 90 años los músculos son muy pequeños y débiles.
Durante la juventud es al revés....se forma más de lo que se destruye y por eso hay una ganancia.
Pero como todo cambia la ganancia se convierte en pérdida.
Este proceso es yin.....es la entropía....la tendencia al desorden que tienen todas las estructuras lo que a la postre lleva a su desintegración.
Pero Kenneth Cooper que fue militar en su juventud, creó una clínica para revertir esta tendencia y tiene atletas de 80 y 90 años de ambos sexos que compiten en maratones y asombran al mundo.
Los entrena en su clínica.
Los pone a entrenar con pesas y con ejercicios de elongación.
Les enseña a alimentarse y así vuelven a crear masas musculares y a aumentar la cantidad de hueso.
No es suficiente hacer yoga ....éstos ejercicios no crean masa muscular...se debe levantar peso.
Y tener una alimentación yang de calidad vegetal para evitar ese desequilibrio entre destrucción (yin) y construcción (yang).
Cuando se es joven esto es fácil porque ocurre espontáneamente.
Pero cuando se pasan los 40 años y sobre todo después de los 60 este proceso requiere de un gran compromiso personal.
Y así podremos estar en buena forma a cualquier edad.
Porque conocemos el secreto de la transmutación.
E incluso ser más fuertes que los veteranos de la clínica de Dallas.
Porque comen muchas frutas y vegetales crudos (yin).

-Martín Macedo-

sábado, 12 de septiembre de 2020

Toda la voluntad no puede fallar.

Toda la voluntad no puede fallar.
Eso afirmaba categóricamente Wallace Wattles en su libro "The science of getting rich".
Cuando toda la voluntad entra en cada acción, esa acción será un éxito.
Cuando todas las acciones son exitosas la vida es un éxito.
Una vida de éxito es una vida abundante.
Porque el éxito es sólo la energía suficiente para aplicarla en un objetivo y cumplirlo tal como uno lo vió antes en la mente.
Tony Robbins sugiere practicar la "acción masiva" para lograr los resultados que deseamos alcanzar.
Pero esa acción masiva no surge del vacío; antes de iniciar un tipo de acción tan potente, se debe tomar una decisión y las decisiones no son acciones sino que preceden a las acciones.
Toda la voluntad es una decisión; toda la voluntad está disponible para ser usada tanto como queramos.
Pero el ego argumenta que está cansado, que no dá mas, que está demasiado mayor o que padece una enfermedad articular.
La enfermedad sólo la padecen los que creen en la enfermedad.
Y los médicos se creen necesarios porque ellos creen en la enfermedad.
Pero la sabiduría sabe que la vida infinita no puede enfermar, la voluntad infinita no puede enfermar.
Si experimenta la dualidad en forma de enfermedad es sólo para tomar impulso hacia niveles de salud más altos que sería imposible de alcanzar sin este impulso.
Pero los que creen en la enfermedad intentan destruirla con medicinas y actos quirúrgicos más o menos brutales.

-Martín Macedo-

jueves, 10 de septiembre de 2020

Enseñanza macrobiotica de alta calidad

Hay una enseñanza macrobiotica de alta calidad.
Y hay una enseñanza de muy baja calidad.
Ésta no debe ser suprimida.
Porque lo alto y lo bajo.
Lo noble y lo corrupto.
Deben coexistir.
Pacíficamente.
Porque alto y bajo, noble y corrupto, puro y contaminado.
Surgen simultáneamente desde una misma fuente.
Al principio compiten para incrementar su fuerza.
Esta lucha es necesaria para que ambas expresiones cumplan su destino.
Pero al final se unen para regresar a su origen.
Y volver a fundirse en el infinito.
Cada una debe cumplir su papel en la gran obra.
La enseñanza verdadera preserva la fuerza y la belleza de la macrobiotica.
La enseñanza de bajo nivel atrae con bellas postales y salidas rápidas.
Estos "maestros " han venido a corromper y deben hacerlo con su mejor habilidad.
De lo contrario la verdadera enseñanza no tendría su belleza sublime.
Ni los estudiantes podrían reconocerla.

-Martín Macedo-

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Los tres tipos de sincronicidad


La sincronicidad es un concepto desarrollado por Carl Gustav Jung que en las últimas décadas ha cobrado popularidad entre comunidades espirituales y entre usuarios de drogas psicodélicas, si bien ha sido considerado poco científico por la ciencia mainstream. Se podría decir que la sincronicidad es el fruto de una larga reflexión que culmina en la noción de una "coincidencia significativa acausal", coincidencia que está sustentada "en un fundamento arquetípico" o, también, una relatividad o correspondencia entre la psique, el espacio y el tiempo. Jung notó que la física cuántica había dado al traste con el concepto de causalidad o determinismo (véase el principio de incertidumbre de Heisenberg) y lo mismo podía aplicarse psicológicamente. A su vez, un poco de la misma forma que Einstein notó que el tiempo y el espacio no eran dos cosas realmente separadas, Jung, quien creía que la psique era la realidad primordial, entendió que el tiempo y el espacio existen siempre en relación a la psique, como un continuo. En su ensayo Sincronicidad, Jung añade que la sincronicidad es una "diferenciación moderna del concepto obsoleto de correspondencia, simpatía y armonía", ya que está basada en observaciones empíricas, como es el caso de los estudios parapsicológicos de J. B. Rhine, los cuales Jung reseña en el mismo libro.

Otra forma sumamente interesante de entender la sincronicidad -que hoy en el lenguaje coloquial se entiende como una conexión entre la mente y el universo que produce asombro y significado- es como "un acto de creación en el tiempo", según las propias palabras de Jung:

Es sólo la creencia atávica en el poder soberano de la causalidad que crea dificultades intelectuales y hace parecer impensable que eventos sin causa existan o puedan existir. Pero si es que lo hacen, debemos considerarlos como actos creativos, como la continua creación de un patrón que existe desde la eternidad, que se repite esporádicamente, y no se deriva de ningún antecedente conocido... La creación continua debe pensarse no como una serie de actos sucesivos de creación, sino como la eterna presencia de un único acto creativo.

El pensamiento de Jung es sumamente complejo y no puede decodificarse en unos pocos párrafos (su obra completa es de más de 30 tomos, para darnos una idea). Dicho eso, es importante mencionar que para Jung la psique era una entidad viviente que abarca todo lo que podemos ver -el mundo material- y mucho más. No sería exagerado decir que para este psiquiatra y psicoanalista, el inconsciente es tan vasto como la materia oscura del universo (por usar u símil actualizado). "La psique", escribió Jung, "es un mundo fenoménico en sí mismo, y no puede reducirse al cerebro o a la metafísica". "Para mí, la psique es un fenómeno casi infinito". La psique tenía para Jung un poder "creativo divino", y así, la historia y los eventos que nos encontramos en el tiempo son realmente los encuentros que tiene la psique consigo misma, con su imaginación y su fantasía. Llega a ocurrir que la psique se desdobla, "se imagina cosas fuera de su cuerpo"; la "realidad" se vuelve tan "arquetípica como la fantasía humana". Con esto podemos entender esta idea de la "creación continua" como una producción de sincronicidad, la irrupción de patrones desde la eternidad que, cuando los notamos, se vuelven "significativos", se vuelven sincronicidades. Sincronicidad: notar (e incluso disolverse) en la eterna presencia de un único acto creativo.

Con esto podemos ahora revisar los tipos de sincronicidad que Jung distingue:

1. La coincidencia de un estado psíquico en el observador con un evento simultáneo, objetivo y externo que corresponde con el estado psíquico o contenido, en la cual no hay evidencia de una conexión causal entre el estado psíquico y el evento externo, y en el cual, considerando la relatividad psíquica del tiempo-espacio, tal conexión no es ni siquiera concebible. (El ejemplo dado es el de la paciente que estaba relatándole haber soñado con un escarabajo dorado y en ese momento apareció un escarabajo en la ventana).

2. La coincidencia de un estado psíquico con un evento externo correspondiente (más o menos simultáneo) que sucede más allá del campo de percepción del observador y que no puede verificarse en ese momento (por ejemplo, la visión que tuvo Swedenborg del incendio de Estocolmo).

3. La coincidencia de un estado psíquico con un evento futuro aún no existente, distante en el tiempo, que sólo puede ser verificable en el futuro (por ejemplo, un sueño premonitorio).

Así tenemos estas tres clases generales para los eventos de sincronicidad, una versión bastante sofisticada para entender eventos que vulgarmente se conocen como paranormales o psíquicos. Le debemos a Jung crear un modelo que quizás ha sido descartado demasiado pronto por la ciencia, ya que entra en conflicto con el dogma de que la realidad es independiente de la psique. No nos extrañaría que en décadas futuras o incluso siglos, el pensamiento de Jung pueda realmente ser apreciado y continuado.

La resistencia al cambio

Uno de los rasgos más distintivos de la humanidad es su enorme resistencia al cambio. Sin embargo, el planeta nos está pidiendo a gritos que despertemos para modificar nuestra relación con la naturaleza.
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Los seres humanos somos una especie muy eficaz a la hora de construir imperios, edificar civilizaciones y desarrollar culturas. Pero muy ineficiente para mantenerlos con el paso del tiempo. Hasta ahora, siempre hemos suspendido en materia de sostenibilidad. Basta con echar un vistazo a lo que ha sucedido desde que la humanidad comenzó a dar sus primeros pasos.
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Todas las supersociedades que han poblado el planeta han terminado en las salas de los museos y en los libros de historia. Nos referimos a la civilización sumeria. A la egipcia. A la helénica. A la china. A la persa. A la romana. A la azteca. A la inca… Si bien algunas de estas culturas existieron durante más de 3.000 años, a día de hoy apenas conservamos unos cuantos monumentos y ruinas como recuerdo.
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Aunque el statu quo intente preservar y perpetuar un mismo modelo de sociedad, nada es permanente. Prueba de ello es que nuestra manera de comprender y de relacionarnos con la realidad está en constante evolución. De ahí que no sirva de nada resistirnos al cambio. Todos los sistemas sociales, políticos, financieros y energéticos que hemos ido creando han tenido un origen, un punto de máxima expansión, un proceso de decadencia y su consiguiente transformación.
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No es que hayan desaparecido ni se hayan destruido, sino que han ido mutando por medio de las denominadas «crisis sistémicas». Es decir, las que remodelan los fundamentos psicológicos, filosóficos, económicos y ecológicos del sistema. Así, nuestra incapacidad para conservar las cosas tal como son no es un hecho bueno ni malo: forma parte de un proceso tan natural como necesario.

Borja Vilaseca

Mentalidad de pobreza

Sucios, impuntuales, desordenados, esa es la mentalidad de pobreza.
La pobreza es una actitud, es la actitud de desperdiciarse a sí mismo. El pobre desperdicia su tiempo, desperdicia sus ideas… y termina desperdiciando su dinero. La pobreza ni empieza, ni termina con el dinero, sino contigo.
La forma en cómo te tratas, define como la riqueza te va a tratar. Una vez una mujer me dijo: “como es la habitación en la que duermes, así suele ser tu vida. Como está tu ropero, así suele estar tu vida. Como está tu cama, así suele estar tu vida.” Hace poco escuché que alguien dijo, con acierto, que “las cosas se parecen a sus dueños.”
Tu auto eres tú, tu ropa eres tú, el barrio en el que vives eres tú y tus vecinos, tu celular eres tú, tu computadora eres tú, tu refrigerador eres tú, tu alacena eres tú...
No hablo de un parecido físico, sino del intangible: una persona limpia tiene cosas limpias; una persona ordenada, tiene cosas ordenadas. Una persona organizada tiene su vida organizada.
Creo que la persona que quiere hacer mejoras consistentes en su vida, empieza paso a paso, de menos a más. Corrigiendo pequeñas actitudes, pequeñas acciones.
Hace años fui a entrevistar a una empresaria ya mayor. La mujer tiene fama de haber tenido una enfermiza ética de trabajo, gracias a la cual construyó un poderoso negocio que hoy administran sus hijos. “Mira – me dijo mientras sacaba su monedero- el dinero hay que administrarlo como si fuese medicina. No hay que cuidarlo, hay que valorarlo y respetarlo.
La riqueza es producto del orden, de la previsión, de la limpieza, del respeto al tiempo, de la confianza en uno mismo. No eres rico porque tienes un millón de dólares en la mano, al contrario: puedes tener un millón de dólares en la mano como resultado de ser rico. Esto que voy a decir suena duro y por eso lo escribo con cargo a las críticas: la mayoría de gente con mentalidad de pobreza es sucia, desordenada, son impuntuales, no valoran su tiempo y por eso muchas veces lo desperdician consumiendo televisión basura. Gastan lo poco que tienen en una cerveza, y nunca en un libro. Como ve, no son pobres por el sueldo o por el trabajo que tienen, sino por la forma en cómo se tratan a si mismos.
Vive a partir de hoy una vida diferente, orden es coherencia y la coherencia arroja resultados inimaginables."