¿Alguna vez te ha ocurrido que logras algo
grandioso pero luego te sientes vacío?
Muchas veces creemos que seremos plenos una vez que finalicemos un proyecto, encontremos nuestra alma gemela o
ganemos el premio, sólo para descubrir que una vez que la emoción inicial se
asienta, entra un tremendo vacío. Un sensación de “Bueno ¿y ahora
qué?”.
Las pocas certezas que hay en la vida, una cosa siempre es segura: Cada uno de nosotros es capaz de alcanzar mucho más de lo que tenemos hasta ahora. Esto es: sin importar qué. Incluso si hemos construido el rascacielos más grande del mundo, hay uno más alto que podemos construir. Si hemos encontrado la cura para una "enfermedad", hay otra esperando por nuestros esfuerzos. Si ayer nos ocupamos de manera incondicional hacia cuatro personas, hoy tenemos que luchar para que sean cinco.
Es como levantar una pesa de 10 kilos en el gimnasio cada día; cualquier entrenador te dirá que en algún momento requerirás incrementar ese peso si quieres volverte más fuerte. El problema es cuando la voz de nuestro Ego entra sigilosamente en nuestra cabeza y nos dice que no podemos hacer más.
El Ego (el oponente) constantemente buscará recordarte tus limitaciones, dándote todas las razones en el mundo de por qué no puedes hacer más, ser más o alcanzar un estado más elevado de conciencia.
Ninguna de nuestras limitaciones nos hace menos capaces. De seguro, podemos ser egoístas. Nos comportamos de manera reactiva. Todos hacemos cosas que restan algunas veces. Amarnos a nosotros mismos, perdonarnos, y saber que somos capaces de mucho más de lo que podemos imaginar sin importar qué sea.
Todos nosotros podemos hacer grandes cosas, pero el primer paso es saber que podemos y que lo haremos.
Debemos seguir creciendo y expandiendo nuestra capacidad para la grandeza. Porque ya sea que tengamos quince años o setenta, lo que sea que hayamos alcanzado en nuestra vida hasta ahora es sólo la punta del iceberg.
(Kabbalah con ajustes)
Las pocas certezas que hay en la vida, una cosa siempre es segura: Cada uno de nosotros es capaz de alcanzar mucho más de lo que tenemos hasta ahora. Esto es: sin importar qué. Incluso si hemos construido el rascacielos más grande del mundo, hay uno más alto que podemos construir. Si hemos encontrado la cura para una "enfermedad", hay otra esperando por nuestros esfuerzos. Si ayer nos ocupamos de manera incondicional hacia cuatro personas, hoy tenemos que luchar para que sean cinco.
Es como levantar una pesa de 10 kilos en el gimnasio cada día; cualquier entrenador te dirá que en algún momento requerirás incrementar ese peso si quieres volverte más fuerte. El problema es cuando la voz de nuestro Ego entra sigilosamente en nuestra cabeza y nos dice que no podemos hacer más.
El Ego (el oponente) constantemente buscará recordarte tus limitaciones, dándote todas las razones en el mundo de por qué no puedes hacer más, ser más o alcanzar un estado más elevado de conciencia.
Ninguna de nuestras limitaciones nos hace menos capaces. De seguro, podemos ser egoístas. Nos comportamos de manera reactiva. Todos hacemos cosas que restan algunas veces. Amarnos a nosotros mismos, perdonarnos, y saber que somos capaces de mucho más de lo que podemos imaginar sin importar qué sea.
Todos nosotros podemos hacer grandes cosas, pero el primer paso es saber que podemos y que lo haremos.
Debemos seguir creciendo y expandiendo nuestra capacidad para la grandeza. Porque ya sea que tengamos quince años o setenta, lo que sea que hayamos alcanzado en nuestra vida hasta ahora es sólo la punta del iceberg.
(Kabbalah con ajustes)
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