Nuestra casa es el Infinito; y no podemos irnos de casa como los jóvenes que se independizan. Vayamos a donde vayamos siempre vamos a estar en el Infinito; por eso no hay lugar donde esconderse por mucho que lo intentemos, siempre estaremos en algún lugar del Universo Infinito.

Los Seres Humanos somos RESPONSABLES ABSOLUTOS -causa- de todo lo que generamos - recibimos- lo que suma y lo que resta en éste aquí y ahora a partir de quién estamos siendo o de quien hemos sido. Vamos a generar un tipo de vida si creemos que los resultados que recibimos tienen que ver con razones ajenas a nosotros y un tipo de vida diametralmente opuesta si comprendemos y tenemos certeza de que nada es por que sí y que el secreto para generar eventos que sumen, está en ser INTEGRO.
jueves, 18 de septiembre de 2025
Nuestra casa es el Infinito
Ningún secreto se puede esconder por mucho tiempo, porque siempre será escondido en algún lugar del Infinito y el Infinito lo sabe todo y todos lo sabrán tarde o temprano. Por ello se dice que la mentira tiene patas cortas, porque todo está conectado a la fuente infinita que está en todo y lo penetra todo como una luz extremadamente brillante.
Pero el Uno Infinito en determinado momento se convierte en dos, en la dualidad. La dualidad no está separada del Infinito sino que surge de éste y retorna a éste.
Nosotros percibimos claramente la dualidad porque es evidente y está por todos lados como la luz y la oscuridad, la debilidad y la fuerza, la salud y la enfermedad. Pero este juego de antagonismos es animado por la fuerza que los hizo surgir, por ello desde la visión del Infinito salud y enfermedad, comienzo y final, invierno y verano son lo mismo porque se alternan eternamente como la rueda que gira y gira eternamente o como las fases de la luna.
Y la gente se apega a un lado y aborrece el otro. Adora el verano y detesta la nieve y el frío cruel del invierno; o adora la salud y brinda por ella con los amigos y la familia y pone cara de preocupación cuando recibe un diagnóstico de enfermedad.
La filosofía macrobiótica es la filosofía del Infinito; no es la filosofía de lo visible o la filosofía de lo invisible porque desde la perspectiva del Infinito lo visible y lo invisible son la misma cosa pero en diferente momento de su transformación. Eso significa abrazar la contradicción, en vez de alegrarse con la riqueza y llorar por la pérdida de los bienes materiales por situaciones desafortunadas. Y la dualidad es yin y yang. Podemos cambiar las palabras pero siempre serán dos que son antagónicos pero íntimamente conectados a tal punto que no pueden existir aisladamente.
Desconocer yin y yang supone un drama constante; cuando estamos en la fase feliz tememos perder la felicidad; y cuando estamos en el momento infeliz tememos que dure indefinidamente. Los maestros orientales hablaban de la sabiduría infinita que se esconde tras la aparente contradicción de la dualidad. Sólo hay una fuente, sólo hay un poder, sólo hay un conocimiento, sólo hay una fuerza creadora y sólo hay una voluntad. El resto es el juego del cambio perpetuo donde todo sube y baja, aparece y se esconde, se alegra y se pone triste para luego volver a sentirse eufórico.
La filosofía macrobiótica nos enseña que debemos ajustar nuestro templo físico y convertirlo en un receptor de la sabiduría infinita porque si no lo hacemos no podremos ver la conexión; viviremos en una perpetua incertidumbre y veremos la vida como algo injusto y absurdo donde unos pocos tienen mucho y muchos no tienen nada o casi nada.
La percepción de la magia del infinito sólo es posible cuando el cuerpo de afina y se sutiliza con el cereal porque si éste falta nuestro instrumento se desafina y por mucho que nos esforcemos nunca saldrá música hermosa de un instrumento desafinado.
Por eso a mi me parece una tontería condenar al gluten cuando éste forma parte de una tradición ancestral; esencial para que podamos crear la mejor máquina del universo a imagen y semejanza del mismo infinito. No podemos penetrar en esta filosofía sin un maravilloso cereal adecuadamente preparado y consumido como se enseña en las clases de macrobiótica; no podemos jugar el juego del infinito de la misma forma que un deportista con una pierna fracturada no puede jugar ni ganar ni disfrutar de la experiencia del juego.
La salud infinita sólo es posible cuando somos ciudadanos con plenos derechos del mundo infinito; los otros deberán conformarse con el mundo que se ve, donde las cosas nacen y mueren, aparecen y desaparecen como las estrellas fugaces.
Martín Macedo
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