viernes, 17 de febrero de 2017

Al modificar nuestra percepción, cambiamos la conciencia del mundo

1. No existe el pasado ni el futuro, todo es ahora. Desde la perspectiva cuántica, todo existe aquí y ahora en un estado de infinitas posibilidades. Es la influencia del observador lo que materializa una opción u otra. El pasado existe en forma de información almacenada en nuestro recuerdo, e influirá en nuestra vida en la manera que sigamos pensando y relacionándonos igual con dichas memorias. Proyectamos en nuestra vida el estado de conciencia que tenemos en ese momento. De igual forma el futuro, cuando lo experimentemos, también lo viviremos de forma presente, y todo dependerá de cómo estemos ahora. Existe un contínuum de momentos presentes, en el que nuestra conciencia determina la realidad que vivimos. Una psicología cuántica no se preocupa por el pasado ni el futuro, sino que cuida el presente como si fuera, porque lo es, lo único que existe.


2. El individuo como principal responsable de su realidad. Los experimentos sobre la dualidad onda / partícula de Young, Feynman, Heisemberg y Bell, entre otros, muestran cómo el observador influye en aquello que observa. Una psicología cuántica que se base en estos principios, entiende que las experiencias que tenemos son el reflejo de nuestra forma de ser. Considera que la persona es la responsable de su realidad, y por lo tanto no es la víctima de sus circunstancias. Propone el estudio de la relación que se establece entre la información que proyectamos en la vida, y las circunstancias en las que se ven representadas. No pretende modificar la realidad “exterior”, ya que comprende que cualquier cambio comienza en el interior, y centra su intervención en la percepción.

3. Las relaciones: base del aprendizaje. Estamos constantemente proyectándonos en el mundo, un buen ejemplo de ello son las relaciones interpersonales. Cuando nos relacionamos con el medio, lo hacemos en base a nuestra propia forma de pensar, conceptos,… Identificamos en los demás aquello que podemos relacionar con una representación interior. Podemos verlo porque tenemos una imagen mental con la que compararlo, y sólo percibimos aquello en lo que centramos nuestra atención. Al mismo tiempo, esta percepción es la que modifica nuestra realidad, haciendo que experimentemos unos acontecimientos u otros, dependiendo de nuestra forma de ver el mundo. Aprender a vernos en los demás significa hacernos responsables de nuestras relaciones y tratar al otro como si fuera a ti mismo, porque eres tú mismo. Al modificar nuestra percepción, cambiamos la conciencia que crea nuestro mundo.

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