domingo, 2 de octubre de 2016

La vida como espejo: El otro también soy Yo

Este artículo es una transcripción del video de Enric Corbera “La Vida es un Espejo” que recomiendo ver, además de desarrollar esta técnica, siempre nos habla de muchas cosas muy interesantes. 


Si nos conocemos más, podemos querernos más…

Enric Corbera cita al discípulo de Freud, a Carl Gustav Jung que dice que nosotros estamos proyectando nuestra sombra en los demás, como no reconocemos esto, nos estamos peleando constantemente con nosotros mismos sin darnos cuenta.

Hay un refrán que dice que vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro, en relación con el Espejo podríamos decir que cuando veas la paja en el ojo ajeno eso es lo que tienes que arreglar en ti mismo, a partir de aquí podemos empezar a conocernos fácilmente gracias a la cantidad de espejos que son las personas que nos rodean.

Nos vemos en los demás y no lo sabemos, cuando vemos algo que nos molesta en otros debemos preguntarnos qué pasa en nosotros, un caso que se da en muchas parejas es pensar que nuestra alegría, nuestra felicidad y nuestra paz están en que cambie el otro, por supuesto pensamos que nosotros no podemos cambiar y además pensamos que no debemos cambiar porque lo que nosotros pensamos es lo correcto.

El único que debe y puede cambiar es uno mismo, el intento de cambiar a los otros no solo no va a tener ningún éxito sino que además es una muestra de nuestra resistencia al cambio.

Cuando tengas plena conciencia de que aquello que ves en el otro es aquello que está en ti entonces te liberarás, esto nos facilita enormemente el camino para conocernos, esto cambia todo el juego porque ahora podemos dar las gracias por tener tantos espejos, los mejores están mas cerca de nosotros y se llaman familia, pareja, hermanos, hijos.

Esto nos va a permitir ver a nuestro salvador en el lugar donde antes veíamos a una persona muy allegada haciendo cosas que no nos gustaban nada.

“Es que no lo puedo entender, con lo poco que le pido yo a la vida, si solo pido una cosa”, “es que no se me puede dar gusto en esto tan pequeño”, “es que mi hijo adolescente hace su propia vida y pasa de mi”, igual es que tú tienes que hacer tu propia vida!; “es que mi hija deja los calcetines por toda la casa”, pues no se los recojas!, “es que siempre dejas sucio el trapo de la cocina”, temas triviales que te ponen de los nervios, son cosas que tienes que arreglar en tí mismo.

Nadie me está haciendo esto a mí sino que soy yo el que está haciendo esto a través del otro.

Tenemos mucha costumbre de creer que no somos culpables de nada, entonces proyectamos nuestra culpa y juzgamos a los otros, pero hacer juicios nos impide tener paz y volvemos de nuevo al pensamiento circular, no estamos en armonía ni en paz con nosotros, pero está muy claro que la culpa de todo la tiene ésa otra persona, eso decimos siempre.

Y culpamos a la crisis, al gobierno, a los vecinos, a los primos, a nuestra pareja, culpamos a todo el mundo, claro que nosotros somos parte del mundo y como los demás también culpan a todo el mundo, nos están culpando a nosotros lo mismo que nosotros a ellos.

Hay que evitar juzgar, los juicios son el imán que atrae situaciones para que las viva.
Hay que reconocer en nosotros la dualidad del bien y del mal.

Quiérete a ti mismo y verás el amor de los demás, reconoce tus virtudes y las verás en los demás.

Todo lo que consideramos malo lo escondemos en la sombra, dice Carl Gustav Jung que ahí tenemos escondido nuestro oro, quiere decir nuestras mejores virtudes, nuestra pureza, cuando nos damos cuenta de esto, cuando nos hacemos conscientes, podemos dejar de esconder cosas allí.

La solución es siempre integrar, en ningún caso luchar contra la sombra, aceptarla.

A veces pensamos: “El dinero es malo”, ¿Dónde lo metemos? En la sombra. ¿Cómo nos va con el dinero? Mal…

Nuestra libertad es patética, estamos condicionados por el inconsciente, que actúa en la sombra y como no queremos entrar ahí, al final la sombra siempre gana.

El cuerpo también actúa como espejo y refleja las emociones de nuestro inconsciente, la sombra.

Para sanarnos debemos ser coherentes.

Para terminar, vivimos experiencias y relaciones que tienen que ver con nuestros ancestros, porque está grabado en nuestro inconsciente colectivo familiar, en nuestro árbol. Haciendo consciente nuestro “árbol”, nuestros mandatos podemos comenzar a escribir nuestro propio libreto en libertad para vivir la vida que realmente deseamos vivir.


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