José Ingenieros fue un representante destacado del pensa-miento positivista, sobre todo en sus primeros años. También fue uno de los fundadores del socialismo en Argentina, aunque no participó orgánicamente en la actividad partidaria. A partir de la década del ´10 comenzó a profundizar una línea de pensa-miento más relacionada con los aspectos morales y políticos, aspectos ambos que Ingenieros veía íntimamente relacionados, inspirando a la juventud latinoamericana que realizó la Reforma Universitaria de 1918 y lo nombró Maestro de la Juventud de América Latina. Sus desarrollos sobre la identidad latinoamericana y el anti imperialismo tuvieron gran influencia sobre varias generaciones del continente.
José Ingenieros, nacido el 24 de abril de 1877 en Palermo, Italia y fallecido el 31 de octubre de 1925 en Buenos Aires era Médico, Psiquiatra, Psicólogo, Criminólogo, Farmacéutico, escritor, docente, filósofo y sociólogo ítalo-argentino.Su libro "Evolución de las ideas argentinas" marcó rumbos en el entendimiento del desarrollo histórico de Argentina como nación.
"Un ideal no es una fórmula muerta, sino una hipótesis perfectible; para que sirva, debe ser concebido así, actuante en función de la vida social que incesantemente deviene. La imaginación, partiendo, de la experiencia, anticipa juicios acerca de futuros perfeccionamientos: los ideales, entre todas las creencias, representan el resultado más alto de la función de pensar".
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"Nuestro sistema solar es un punto en el cosmos: en ese punto es un simple detalle el planeta que habitamos; en ese detalle la vida es un transitorio equilibrio químico de la superficie; entre las complicaciones de ese equilibrio viviente la especie humana data de un período brevísimo; en el hombre se desarrolla la función de pensar como un perfeccionamiento de la adaptación al medio; uno de sus modos es la imaginación que permite generalizar los datos de la experiencia, anticipando sus resultados posibles y abstrayendo de ella ideales de perfección".
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"Un ideal es un punto y un momento entre los infinitos posibles que pueblan el espacio y el tiempo".
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"Los ideales pueden no ser verdades; son creencias. Su fuerza estriba en sus elementos efectivos: influyen sobre nuestra conducta en la medida en que lo creemos".
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"Mientras la instrucción se limita a extender las nociones que la experiencia actual considera mas exactas, la educación consiste en sugerir los ideales que se presumen propicios a la perfección".
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"El concepto de lo mejores un resultado natural de la evolución misma. La vida tiende naturalmente a perfeccionarse. Aristóteles enseñaba que la actividad es un movimiento del ser hacia la propia "entelequia": su estado de perfección. Todo lo que existe persigue su entelequia, y esa tendencia se refleja en todas las otras funciones del espíritu: la formación de ideales está sometida a un determinismo, que, por ser complejo, no es menos absoluto. No son obra de una libertad que escapa a las leyes de todo lo universal, ni productos de una razón pura que nadie conoce. Son creencias aproximativas acerca de la perfección venidera. Lo futuro es lo mejor de lo presente puesto que sobreviene en la selección natural: los ideales son un "élan" hacia lo mejor, en cuanto simples anticipaciones del devenir.
A medida que la experiencia humana se amplia, observando la realidad, los ideales son modificados por la imaginación, que es plástica y no reposa jamás. Experiencia e imaginación siguen paralelas, aunque va muy retardada aquélla respecto de ésta. La hipótesis vuela, el hecho camina; a veces el ala rumbea mal, el pie pisa siempre firme; pero el vuelo puede rectificarse, mientras el paso no puede volar nunca.
La imaginación es la madre de toda originalidad; deformando lo real hacia su perfección, ella crea los ideales y les da impulso con el ilusorio sentimiento de la libertad; el libre albedrío es un error útil para la gestación de los ideales.
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"El concepto de lo mejores un resultado natural de la evolución misma. La vida tiende naturalmente a perfeccionarse. Aristóteles enseñaba que la actividad es un movimiento del ser hacia la propia "entelequia": su estado de perfección. Todo lo que existe persigue su entelequia, y esa tendencia se refleja en todas las otras funciones del espíritu: la formación de ideales está sometida a un determinismo, que, por ser complejo, no es menos absoluto. No son obra de una libertad que escapa a las leyes de todo lo universal, ni productos de una razón pura que nadie conoce. Son creencias aproximativas acerca de la perfección venidera. Lo futuro es lo mejor de lo presente puesto que sobreviene en la selección natural: los ideales son un "élan" hacia lo mejor, en cuanto simples anticipaciones del devenir.
A medida que la experiencia humana se amplia, observando la realidad, los ideales son modificados por la imaginación, que es plástica y no reposa jamás. Experiencia e imaginación siguen paralelas, aunque va muy retardada aquélla respecto de ésta. La hipótesis vuela, el hecho camina; a veces el ala rumbea mal, el pie pisa siempre firme; pero el vuelo puede rectificarse, mientras el paso no puede volar nunca.
La imaginación es la madre de toda originalidad; deformando lo real hacia su perfección, ella crea los ideales y les da impulso con el ilusorio sentimiento de la libertad; el libre albedrío es un error útil para la gestación de los ideales.
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