El principio de las transformaciones opera en todos los niveles, visibles e invisibles.
Quienes desconocen este principio sienten que la vida está llena de absurdos e injusticias.
Sienten que realizar cualquier sueño es extremadamente difícil.
Pero con el principio de las transformaciones todo es mucho más fácil.
Este principio ha sido estudiado y aplicado con éxito por las culturas asiáticas.
El universo pulsa con yin y yang.
Una dispersa y la otra condensa.
Una aumenta la velocidad y otra la disminuye.
No se necesita un laboratorio de física para aplicarla en los asuntos cotidianos.
Una aumenta el peso y la otra lo disminuye.
Una aumenta la agresividad de un virus y la otra la disminuye.
Una aumenta el tamaño de un tumor y la otra lo disminuye.
Entonces la llamada metástasis es un triunfo temporal de yin sobre yang.
Y la llamada "remisión espontánea" es un triunfo de yang sobre yin.
No se necesita ser médico para provocar una remisión espontánea.
Pero se necesita comprender cómo opera el principio de las transformaciones.
La multiplicación alocada y desordenada de las células constitutivas de los tumores malignos necesita un soporte de yin formidable.
Sobre todo hidratos de carbono livianos, de cadena corta.
Éstos abundan en la leche de vaca, el azúcar refinado, la harina blanca y algunas frutas de origen tropical.
Suprimiendo estos "combustibles" el comportamiento desordenado y desenfrenado de cualquier tumor se suprime de inmediato.
Pero los pacientes oncológicos luego de recibir las aplicaciones de radio y quimioterapia, además de las cirugías, vuelven a sus casas y siguen alimentando a sus cuerpos físicos con las cosas que han comido toda su vida, porque no está "demostrado científicamente".
Cuando la cocina no se basa en el principio de las transformaciones, se cae tarde o temprano en el extremo yin o yang.
Y los que comen esos platos acaban enfermando.
Y luego no entienden por qué si comen tan sano y no fuman ni beben han perdido su salud.
No es suficiente con ser vegano o naturista o comprar alimentos orgánicos.
Es necesario vivir este principio hasta en los mínimos detalles para crear una potente conexión con el universo viviente visible e invisible.
Porque cada partícula, cada onda y cada pensamiento pulsan según esta ley.
Y nos encanta enseñar esta ley.
Y lo haremos cada vez mejor porque la misma ley nos da la fuerza infinita para aplicarlo a todos los niveles.
Porque la mejor forma de aprender es ayudando a otros a aplicarlo exitosamente.
-Martin Macedo-
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